lunes, 4 de octubre de 2010

Herramientas del Sistema_4: Sindicatos vendidos

En el artículo anterior (Herramientas del Parlamentarismo_3: Los Medios de Comunicación) dije que creía que los medios de comunicación constituyen la tercera y última herramienta del parlamentarismo para perpetuarse, pero lo cierto es que, ponderándolo bien, los sindicatos vendidos y mayoristas (en España, UGT y CCOO) suponen asimismo herramientas de control social. Ahí van las críticas a los sindicatos vendidos:


1) Todas las personas afiliadas se movilizan únicamente si los de arriba así lo ordenan, por lo que los gobiernos, negociando con los jefes de los sindicatos, pueden evitar que lxs trabajadorxs se movilicen. Millones de personas con un potencial subversivo y reinvincativo extraordinario y omnipotente sometidas voluntatiamente ante un jefe simplemente por ser éste del mismo sindicato, por confiar ciegamente en él. Así ¿de qué diablos sirve estar en un sindicato?


2) Los sindicatos defienden la igualdad social y la libertad, y ¿cómo l as efectúan? ¡Claro, mediante una organiazción jerárquica! Una estructura jerárquica imposibilita la libertad y la igualdad social, de modo que el mismo sindicato se contradice a sí mismo.


3) Los sindicatos qu reciben subvenciones del Estado fácilmente quedan subordinados a éste, pues resulta infinitamente sencillo amenazar al sindicato con que si realizan tal o cual acción reinvindicativa, se les acabará el dinero y por tanto el mismo sindicato.


4) Los sindicatos mayoristas (UGT y CCOO), quienes más fuerza poseen, realizan pocas acciones importantes y, cuando las hacen, suponen totalmente débiles e impotentes. El pasado 29 de setiembre se realizó una huelga general contra la política derechista del Partido Anti-Socialista (es decir, capitalista) Anti-Obrero Español, algo sumamente patético teniendo en cuenta todo el tremendo potencial que estos sindicatos pueden desplegar: una huelga de un día no conseguirá nada; una huelga indefinida que avise con no finalizar hasta que el gobierno remita sí tiene potencia, y es totalmente viable, pero no se usa porque a los jefes de los sindicatos no les interesa realmente la clase obrera.


Ante todo esto, ¿qué tipo de sindicatos propongo? Uno tal que sea horizontal, y que decida todo de forma asamblearia, sin jefes ni jerarquías; que sea autogestionado para gozar de total independencia respecto al Estado y que ejerza un activismo poderoso y concienciador.



Hasta aquí la crítica a los sindicatos vendidos. Habrá más.

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