lunes, 27 de septiembre de 2010

Herramientas del Parlamentarismo_2: la presión social

En el presente artículo trataré una de las herramientas, a la par que la educación, muy poderosa y útil para la conservación del Parlamentarismo y del Sistema en general: la presión social, una paradoja de difícil comprensión, pues tú eres sociedad, pero te sientes presionadx por la sociedad. Tú mismx te reprimes y reprimes a otrxs con tu presión social, sin ser muy consciente de ello.

Así pues, ¿cómo te presiona la misma? ¿A qué trata de doblegarte? ¿Qué "ideales" promulga?

1) Modales: la presión social dicta qué tipo de comportamiento es normal y cuál es moralmente condenable. Comer con las manos, hurgarte la nariz e incluso bostezar es considerado de mala educación, una estupidez donde las haya. Ir desnudo, tal y como naciste, es un verdadero agravio moral.

2) Estética: debes vestir según los cánones de la moda, de lo contrario se te marginará, se te mirará mal, ¡incluso como a alguien que no está del todo bien mentalmente, sólo por vestir de forma "anormal"! ¿Hasta dónde hemos llegado? Y lo peor es que lo hacemos inconscientemente, tal es el lavado de cerebro que la propia sociedad se realiza sobre sí misma.

3) Planeamiento de vida: se te dan dos opciones en la vida: trabajar o estudiar para trabajar. Ése es tu destino, un destino como divino, un destino impuesto por el sistema. No hace falta que te plantees acerca de tu futuro, no hace falta que lo decidas por ti, pues ya está estipulado. Y la pregunta es: ¿de quién es tu vida, tuya o de quienes te han dicho cómo has de vivirla?

4) Moral social: aquí empieza la parte más importante de la presión social, pues es la que afecta con mayor fuerza a la ideología (como conjunto de ideas) de las personas. Así pues, en lo que a moral refiere, se te da una máxima moral muy al servicio del sistema: si quieres cambiar algo, hazlo siempre de forma pacífica. La violencia, sea cual sea su aplicación o el porqué de su uso, está censurada como algo malo de forma absoluta e incuestionable, cuando todas las revoluciones de la historia, todos esos movimientos sociales gracias a los cuales la clase trabajadora goza en la actualidad de una vida algo digna, se efectuaron sólo mediante la violencia y la insurrección. Incluso las llamadas revoluciones pacíficas, como las de Gandhi o Luther King, promulgadores de la paz y la acción no-violenta, sustentaron sus movimientos en la amenaza de un pueblo dispuesto a usar la violencia si la vía pacífica no funcionaba.

Considerad tal hipocresía: lxs mismxs que se benefician de los logros de revoluciones violentas, es decir, lxs trabajadores, las condenan. Y de nuevo, la pregunta es: ¿realmente la clase trabajadora ha desarrollado esta moral anti-violencia respecto a lo establecido, o ha sido más bien el sistema quien ha logrado infiltrarla en las mentes de la clase puteada, con perdón de la expresión?

Se necesita un pueblo agresivo para cambiar las cosas. Este pacifismo patético, queda mal decirlo, pero cierto es, sólo nos hace débiles e impotentes frente a los gobernadores, cuando a fuerza de huelgas generales y manifestaciones potentes el pueblo puede lograr lo que LE VENGA ABSOLUTAMENTE EN GANA.

5) Verdades Sociales: así denomino yo a ciertas ideas antirrevolucionarias instaladas de alguna ignota forma en las mentes de las más de las personas, que repiten determinados clichés sin más. Bien, se trata de frases hechas como: "Es imposible cambiar las cosas", "Yo quiero cambiarlo, pero solx no puedo", "Nadie hace nada, así que ¿por qué voy a hacerlo yo?", "El parlamentarismo es el mejor sistema viable; los demás no pueden funcionar", etcétera. Y yo me cuestiono: ¿en qué momento se ha vuelto la gente, y en especial la juventud, siempre símbolo de rebeldía, tan sumisa y conformista? Lo peor es que si la gente no hace nada, se debe precisamente a esas personas que dicen que la gente no hace nada, y que por eso no va a tratar de cambiar nada. Ese pesimismo respecto al activismo de lxs demás se va contagiando de persona en persona hasta que la gente tiene por seguro de forma infundada que lxs demás nunca se sublevarán.

Sólo hay que iniciar unx mismx la lucha, hay que tener fe en lxs demás; quienes más queremos cambiar las cosas hemos de unirnos para fortalecernos. Así crece la conciencia de clase y lucha social.

Pero ese pesimismo mediocre y penoso no lleva a ninguna parte sino a la miseria moral.


En conclusión, hemos de deshacernos de esas Locuras culturales o sociales, esas estupideces incrustadas en nuestro ser que no hemos decidido tener, sino que todxs nos imponemos inconscientemente sobre todxs mediante la presión social, y que no nos dejan alcanzar un pensamiento discernido y autónomo, crítico y revolucionario.


Hasta aquí la crítica a la presión social como herramienta para la perpetuación del Parlamentarismo. Habrá más.



2 comentarios:

  1. Perdona, pero el pacifismo es el auténtico método revolucionario: una revolución violenta, lleva a la jerarquización de los mandos, y esto, a una dictadura. Si todos los ciudadanos salen a las calles de forma pacífica, si todos los trabajadores ocupan las fábricas de forma pacífica y hacen en ellas una "huelga de brazos caídos", entonces, el Gobierno y la burguesía se acabarán rindiendo. La violencia es el último de los últimos recursos. Salud y por una revolución no-violenta y en la que se aplique la desobediencia pacífica.

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  2. No es necesario que una revolución violenta lleve a la jerarquización de mandos. De todas maneras, yo apruebo tanto el pacifismo como la violencia.

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