miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los Tres Poderes en el Parlamentarismo

Desde el surgimiento del Estado Liberal, se han separado los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

El primero es el relativo a la aprobación y derogación de leyes, y en el Parlamentarismo es representado por lxs políticxs. Pero esto plantea una serie de problemas:

1. Las leyes se aprueban en el Parlamento sin consultar a la población y ni siquiera a lxs votantes del partido dominante. Esto, de hecho, constituye un problema resultante del hecho de delegar todo el poder de decisión sobre la propia vida a lxs políticxs.

2. Quienes inventan estas leyes pueden no saber nada de ellas, pueden no concer todo el fajo de leyes existentes, pues nada lo avala. Si van a dedicarse a crear leyes, al menos que sean doctxs en tal cuestión para garantizar una mejor efectividad.

3. ¿Dejarías que cualquier desconocido creara leyes que afectaran tu vida sin que tú pudieras intervenir en ello? ¿No? Entonces, ¿por qué sí confías en lxs políticxs? Nada te asegura que sean personas de fiar.

4. Las leyes son sólo textos y, como tal, no pueden impedir de ninguna manera que se haga el mal, ni tampoco preservar un supuesto orden. El hecho de que existan leyes no va a evitar que se infrinjan; sólo sirven para CASTIGAR a tales personas. Así, la mayoría de las leyes suponen únicamente justificaciones del uso de la violencia por parte de los cuerpos del "orden".



Hasta aquí la crítica al poder legislativo. Pasemos al ejecutivo:


1. Perpetúa los problemas del poder legislativo: ejecutan leyes impuestas, creadas por personas que pueden no saber nada de leyes.


2. Se apoyan en las fuerzas del "orden", que:


2.1. Ostentan el monopolio y legítimo uso de la violencia. Nadie más que ellxs pueden ejercerla impunemente. Son el brazo armado del sistema, que impone sus reglas a base de fuerza bruta.


2.2 Pueden usar la violencia y mandar sobre el resto de iguales sólo por haber pasado unas pruebas físicas y psicológicas.

2.3. La policía, como la ley, no puede impedir de ninguna manera que se cometan delitos, pues éstos son imprevisibles. Sirve, pues, principalmente para castigar, y ni eso, porque miles de delitos menores pasan desapercibidos; la policía no es omnipresente ni omnisciente.


Hasta aquí las críticas al poder ejecutivo. Vayamos a por las del judicial:

1. Perpetúa los problemas del poder legislativo y del ejecutivo, a saber: aplica unas leyes impuestas, es decir, es el poder judicial también represor, y que pueden no representar los intereses de la gente y quienes las crean pueden no saber nada de leyes.

2. Lxs jueces, simples humanxs, detentan el derecho de juzgar a otrxs humanos sólo por haber aprobado unos exámenes.

3. Muchos veredictos se ven condicionados por la subjetividad del juez, lo que hace que deje de ser una justicia objetiva, como debería ser para ser realmente justa.

4. ¿Se le puede llamar justicia al hecho de aplicar unas leyes impuestas?



Así pues, los tres poderes, desde el legislativo al judicial, van agregando sus propios problemas, el principal de ellos el que las leyes sean impuestas y potencialmente (y en la realidad, como las que recortan derechos o suben impuestos) no representativas, todo ello como consecuencia del problema fundamental: el hecho de delegar las decisiones sobre la propia vida a una oligarquía. Así, toda esa imposición se ve asegurada por la figura del policía, dispuestx éstx a reprimir todo intento serio de mejorar las cosas.


Ahora bien, frente a todos estos problemas, ¿qué propone el anarquismo?

1. Que cada cual elija voluntariamente y cada vez que sea necesario (por medio de convocaciones asamblearias) si quiere supeditarse a las leyes que todos los miembros de una sociedad hayan consensuado. De no ser así, que en todo momento tenga la posibilidad de proponer un debate para todas las modificaciones pertinentes.

2. Que en caso de que alguien infrinja las leyes, (algo improbable en una sociedad en que todo el mundo tenga sus necesidades fisiológicas cubiertas {hogar, vestido, comida, protección}), se establezca un juzgado popular conformado por todas las personas "adultas" de la comunidad, y que se castigue como mucho con el destierro (en caso de regresar el "criminal" y volver a causar mal, podrían aplicarse penas más duras {recordemos que serían unas penas dictadas previamente por el mismo acusado y ejecutadas por toda la comunidad}).

3. Que no exista policía. Si hay algún incidente, toda la comunidad debería implicarse en él y ejercer las medidas pertinentes.

En todo caso, repito, en una sociedad en que se enfatizaran los ideales de solidaridad, fraternidad, compañerismo y amor, y en que todo el mundo pudiera modificar sin problema alguno todo aquello que le fastidiara o molestara, resulta bastante improbable que unxs perjudiquen a otrxs. Si en la sociedad capitalista hay mucha más gente en libertad que en la cárcel aun habiendo tanta desigualdad social, no creo que asciendan precisamente los crímenes en una sociedad igualitaria.



Hasta aquí la crítica a los tres poderes dentro del parlamentarismo. Habrá más.

2 comentarios:

  1. Haría falta una alternativa a la policía... No toda la comunidad colaboraría en el detención del "criminal", así como tampoco no todos tendrían conocimientos criminológicos. Un saludo.

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  2. ¿Cómo sabes que no toda la comunidad intenvendría? Yo es algo que propongo y veo factible, porque incumbe a todos. Me resulta difícil aceptar que alguien no se implicase en la preservación del orden de su sociedad.

    Saludos.

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